Lecciones Bíblicas: El Fruto del Espíritu Santo

El diccionario de la lengua española define el Fruto como “el producto o el resultado de algo”. Si nosotros en verdad hemos creído en Dios y hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador y Señor en nuestros corazones, en nuestras vidas debe reflejarse o producirse la evidencia, la prueba, de que esto es una realidad en nosotros.

Pensemos en un árbol cualquiera, el olivo. El olivo da aceitunas. El fruto del olivo es la aceituna, por lógica, ¿no? La encina da bellotas; el almendro, almendras; el naranjo, naranjas, etc. y así podríamos seguir enumerando árboles y sus consiguientes frutos.

Pero, también en las plantas podemos ver esta verdad; una planta de geranio, da geranios; un rosal, rosas; etc. y podríamos continuar viendo ejemplos a nuestro alrededor.

El-fruto-del-Espiritu-Santo

Ahora, podemos tomar un fruto o una fruta que podría muy bien servirnos de guía y ejemplo en esta lección que vamos a tratar hoy y los siguientes 4 días. Hay una fruta muy particular que me gusta mucho para poder hablar acerca del fruto del Espíritu. Es la uva.

La Uva, ejemplo idóneo de el fruto del Espíritu Santo

Mirad, la uva es una sola fruta en forma de racimo y compuesta de diferentes partes. Este racimo está formado por una unidad de cosas redondas que están unidas entre sí y dependen las unas de las otras. Así es como sería bueno ver y entender lo que significa esto de “el fruto del espïritu santo”.

Todos estaréis de acuerdo conmigo en que si yo siembro una tomatera y la cuido, la riego, la abono, y con la ayuda de la lluvia, del sol, el aire y el oxígeno, etc. esta semilla irá creciendo y se convertirá en una auténtica tomatera que dé tomates excelentes, ¿o no?

Somos morada de Dios

Al entregar nuestra vida a Dios mediante la fe en su Hijo, la Palabra nos dice que: “el que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (Juan 14:23) y en el mismo Evangelio de Juan también nos dice Jesús que “el Espíritu mora con nosotros y está en nosotros”, (Juan 14:17). Lo cual quiere decir, que al creer en Jesucristo, la TRINIDAD, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO, vienen a morar, a vivir, en nosotros, en nuestros corazones.

De manera que, si Dios está viviendo en nosotros, en nuestra vida, nuestro comportamiento y forma de actuar, debería verse realmente a Dios. La Biblia dice que Jesucristo quiere vivir su vida a través de nosotros, (Gálatas 2:20) y tenemos que manifestar en nuestra vivir diario que somos hijos de Dios. Mirad lo que contaba Jesús acerca de este tema de los frutos. Leer:

Mateo 7: 16-20

Sería bueno que este pasaje que hemos leído se nos quede grabado en el corazón, porque será nuestro lema (quiero que sea el lema), (de alguna manera,) de estas 5 lecciones que vamos a ver juntos. “Por sus frutos los conoceréis”

Nuestra manera de vivir

¿Cómo si no, la gente que nos rodea sabrá que somos hijos de Dios? ¿Por nuestras palabras? ¿Porque los domingos vamos a la Iglesia? ¡No!. Es por cómo vivimos y lo que hacemos, que la gente podrá saber que somos cristianos, verdaderos hijos de Dios.

Esto nos recuerda algo, cuando alguien conoce a nuestros padres y nos ven a nosotros, ¿no suelen decir?: “Oye, ¡que te pareces a tu padre o a tu madre! Ojalá la gente que nos rodea y nos conoce, pueda decir de cada uno de nosotros que nos parecemos a nuestro Padre Dios.

La obra de Dios en nuestras vidas

Bueno, pues, cuando Dios viene a vivir en nosotros, Él comienza a quitar cosas “feas”, cosas que no le agradan; y empieza a poner cosas que son suyas. Es decir, Dios comienza en nosotros una obra tremenda de cambio que durará toda nuestra vida aquí en la tierra. (Filipenses 1:6).

Esta obra no es de un día para otro y tampoco se realiza “por arte de magia”; este trabajo de cambio se va haciendo desde nuestro corazón y nuestra mente, a través de una comunión íntima, una relación sincera, personal e íntima, con el Señor a diario mediante la oración, la lectura y meditación de Su Palabra y la comunión con los hermanos como Iglesia que somos de Jesucristo. Podemo ver los pasajes de Juan 15:4-5 y 2ª Timoteo. 3:16-17.

Mientras más cerca estemos de Dios, más nos pareceremos a Él, como tuvieron que reconocer los enemigos de Jesús y sus discípulos. Ver Hechos 4:13.

Así que, una vez visto todo lo anterior, comenzaremos viendo de qué manera se tiene que notar que Dios está en nosotros y que nosotros somos sus hijos. El fruto, el resultado, la prueba o el sello, como queramos llamarlo, que nos tiene que distinguir del resto de las personas que nos rodean, a lo que llamamos los “Frutos del Espíritu Santo.

Este es el fruto del Espíritu Santo

Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Todas estas cosas, o características, o señales son en realidad un solo fruto, como la uva que es formada por varios gajos, porciones o fracciones, como lo queráis llamar; pero todas juntas forman el racimo de uva.

Podemos ver que también Dios es una trinidad, es decir, tres personas que forman un solo Dios. Pues, pensemos un poco en esto para poder entender que el fruto del Espíritu es uno sólo que se ramifica o se compone de estas 9 cualidades o aspectos. En estos días vamos ir viendo estos 9 aspectos o características del Fruto del Espíritu Santo, de que Dios realmente está viviendo en nosotros.

Lecciones «El Fruto del Espíritu Santo»

Las lecciones bíblicas «El fruto del Espíritu Santo» se pueden hacer de dos formas.

La primera opción es de forma online como podéis ver a continuación. Tenéis las lecciones separadas para que podáis estudiarla, cada una con sus respectivos versículos a memorizar y finalmente el cuestionario sobre la lección aprendida.

La segunda opción es descargar la lección completa de «El fruto del Espíritu Santo» en formato texto (Word), estudiar la lección e ir respondiendo los cuestionarios para luego enviárnoslo a la dirección de correo arriba mencionado.

Podéis enviar los cuestionarios uno por uno ó todos juntos.

El-amor

Vacio

Lección 1: "El Amor"

¿Qué es el Amor?

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que AMOR es, entre otras cosas: “Sentimiento de intenso afecto (apego, estima, cariño, aprecio) e inclinación hacia alguien.”

Sin embargo, la Biblia nos enseña que Amor es mucho más y va mucho más allá también, de esta definición del diccionario. Veamos qué nos dice la Escritura acerca del Amor. Para empezar, tenemos que saber antes que nada, que:

Dios es amor

1ª Juan 4:7-2. Por lo cual, la evidencia y la prueba más cierta de ser hijos de Dios es amar al prójimo, como él ama a todos los seres humanos hasta tal punto que murió por todos nosotros.

  • En este pasaje lo primero que aprendemos es que Dios es amor. Y si Dios está en nosotros, esta característica suya se tiene que notar en nuestras vidas. si el Dios que es amor vive en nuestros corazones, lo primero que se tiene que ver en nosotros es el Amor.
  • Demostramos amar a Dios amando a los demás.
  • Si decimos que amamos a Dios a quien no hemos visto, ¿cómo podemos decir que no amamos a personas a la que sí vemos? Por lógica, es más fácil amar lo que se ve que lo que no se ve, ¿cierto?
  • Si amamos a Dios es porque Él nos amó primero a nosotros.
  • El verdadero amor echa fuera el temor (el temor o el miedo, la desconfianza en Dios)
  • Si alguno de nosotros dice que ama a Dios pero odia o desprecia a su hermano en la fe, no es verdad que el amor de Dios esté en su vida.

Veamos, el Amor es mucho más que algo que sentimos dentro. A partir de este estudio que estamos haciendo, es bueno que comprendáis y grabéis en lo más profundo de vuestros corazones una verdad para que crezcáis viviendo y haciéndolo realidad en vuestras vidas:

El amor es una decisión, un compromiso que hacemos en nuestro corazón y en nuestra mente

Esto quiere decir, que no es cuestión de lo que yo sienta hacia alguien o no sienta, es mi deber hacia mi prójimo comportarme con él como si le amara. Y tened claro una cosa, si comenzamos a hacer las cosas por obediencia a Dios, con el paso del tiempo (os aseguro que) será algo tan normal y tan natural en nosotros, que sin darnos quizás cuenta, llegará un día en que lo hagamos porque lo sentimos dentro de nuestros corazones.

Mirad, si Dios nos manda amar a nuestro prójimo y más aún a nuestros hermanos en Cristo, tenemos que obedecer su mandamiento:

  1. Primero amándole a él sobre todas las cosas.
  2. Segundo amando al prójmo como a nosotros mismos (Lucas 10:27).

Jesús nos mandó antes de morir que “nos amásemos los unos a los otros como él nos había amado”. Ver Juan 13:34 ¿Sabéis por qué? Él mismo lo dice a continuación: “en esto conocerán todos que sois mis discípulos”. Juan 13:35.

De modo que, si queremos que la gente note que tenemos a Dios, tenemos que demostrarlo amándole a él y amando al prójimo como a nosotros mismos. Es decir que, debemos comportarnos con los demás como nosotros queremos que se comporten con nosotros.

Creo que esta es la clave del verdadero amor, tratar a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros. Haciendo esto, estaremos mostrando amor; así de simple y así de sencillo. Conforme vayamos haciendo este “ejercicio de disciplina” con constancia y perseverancia, irá convirtiéndose en algo profundo y real en nuestros corazones llamado Amor.

En resumen, amar es ser y hacer con los demás (te caigan mejor o peor; los conozcas o no; se porten bien contigo o te estén haciendo la vida insoportable, sean creyentes o no; etc.) como tú quieres que sean y lo que tú quieres que hagan contigo. Ver Mateo 7:12.

Versículo a memorizar

“Así que, todas las cosas que queráis que hagan con vosotros, así también hacedlas vosotros con los demás” (Mateo 7:12)

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El-gozo

Vacio

Lección 2: "El Gozo"

¿Qué es el gozo?

Si nos vamos al Diccionario, éste nos dice que gozo “es placer, sensación agradable o alegría”. Sin embargo, la Palabra de Dios nos enseña que es mucho más que esto; es más, casi se puede decir que tiene que ver poco con esta definición. Vamos a leer y a considerar algunos pasajes que nos hablan del gozo en la Biblia:

Nehemías 8:10: “el gozo del señor es vuestra fuerza”

Jeremías 31:13: “… y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor.”  

Hebreos 12:2: “… por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz, menospreciando el oprobio (la burla, el insulto).

Santiago 1:2: “… tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas…”

Y así, podemos seguir viendo versículos en la Escritura que nos hablan del gozo, del gozo del Señor, como dice Nehemías.

Si el gozo fuera realmente, como dice el diccionario, “Alegría, Felicidad, Placer, etc.…” entonces estaríamos gozosos dependiendo de las circunstancias, de las situaciones. Es decir, si todo me va bien, entonces tengo gozo. Pero resulta que en Gálatas leemos que “el fruto del Espíritu es … gozo”, con lo cual, es algo que no tiene nada que ver con mi estado de ánimo ni con las cosas que me estén pasando, sino con algo mucho más profundo que la felicidad o la alegría que se van y se vienen de acuerdo a las circunstancias.

Mirad, si en Hebreos leemos que Jesús por el gozo puesto delante de Él, no temió ir a la cruz y morir, imagino que eso no querrá decir que Jesús se alegró y sintió felicidad sabiendo que iba a morir, ¿qué pensáis?

Lo que quiere decir la Palabra de Dios es que en lo más profundo de su corazón, de su alma y de su mente, Él sabía, estaba convencido de que su sufrimiento, su dolor y su muerte, tenía una razón y un propósito. Que su padre Dios tenía el control de todo cuanto estaba pasando y que él en sus manos estaba seguro.

Podemos decir que gozo es algo así como una sensación en lo más profundo de nosotros de seguridad, de tranquilidad, de saber que, a pesar de todo lo que sucede y nos sucede, somos hijos de Dios, hemos sido perdonados y salvados por medio de Jesús; y es Dios ahora, nuestro Padre, quien dirige, cuida y gobierna nuestras vidas.

Él sabe lo que nos está pasando y todo cuanto nos ocurra es parte de un plan precioso para nuestras vidas; nada es casualidad; el destino no existe, ni la suerte. Dios es el que controla nuestra vida y nada escapa a Sus manos. Por eso, hay gozo dentro de nosotros, porque también hay esa sensación de tranquilidad, al saber que en las manos de dios estamos seguros.

Por eso, dice Nehemías: “El gozo del señor es vuestra fuerza

Porque esa sensación de seguridad en las manos de nuestro padre nos da la fuerza para seguir (como se la dio a Jesús para no rendirse de miedo y temor ante la muerte en la cruz); nos da la capacidad para luchar, para ganar cualquier batalla, para seguir adelante a pesar de todo.

Versículo a memorizar

“El gozo del Señor es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10)

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La-paz

Vacio

Lección 3: "La Paz"

Volvamos al Diccionario para ver lo que nos dice en esta ocasión acerca de la Paz: “Ausencia de conflicto o enfrentamiento entre personas. Estado de quien se encuentra tranquilo y sin preocupaciones”.

Si la Paz fuera realmente esto, no podríamos sentir ni tener paz de verdad; porque ¿cuándo no encontramos así, sin preocupaciones ni problemas? La Palabra de Dios, como siempre, tiene otra forma de ver y de entender las cosas, otros conceptos diferentes a los que tiene el mundo. Veamos que dice la Biblia acerca de la Paz:

Hay una bendición muy especial que se encuentra en Números 6: 22-27:

22.Jehová habló a Moisés, diciendo:

23.Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:

24.Jehová te bendiga, y te guarde;

25.Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;

26.Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. 

27.Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

porque la paz más que una sensación que depende de las circunstancias, es un estado interno del alma y de la mente que reposa y descansa en la buena voluntad de dios para nuestra vida, porque en sus brazos estamos seguros y confiados, como dice el Salmo 4:8:

“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo Tú, Señor, me haces vivir confiado.”

Esto es lo que dijo Jesús a sus discípulos antes de encaminarse a la cruz para morir por nosotros:

Mi paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Juan 14:27)

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33)

Dice Efesios 2:14 que: “Jesús es nuestra paz”

Aparte de otros muchos pasajes que nos hablan de la paz en la Biblia, hay otros dos que debemos conocerlos:

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)

Tú guardarás en completa paz a aquél cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado.” (Isaías 26:3)

La verdadera paz de Dios  

La paz de Dios es la plena convicción, la completa certidumbre y seguridad de saber que Dios vive en nuestro corazón. La paz verdadera es saberte perdonado y salvado; que Dios ya no te culpa de pecado, porque Cristo murió por ellos y te ha liberado de esa carga terrible. Paz es saberte hijo de Dios y poder mirar más allá de todo lo que nos ocurre en esta vida, confiados en algo mucho mejor que todo esto y que él esta preparando para nosotros.

Paz verdadera es saber que Dios está en ti y por y contigo hasta el final y que nada, como ya hemos dicho antes, sucede sin que él lo sepa y lo permita siempre para nuestro bien. Dios tiene el control de nuestras vidas y de nuestras circunstancias. Comprender esto es vivir con serenidad y tranquilidad, y no vivir con afanes ni angustias, como podemos leer en Filipenses 4:6, que va conectado con el versículo para memorizar.

Versículo a memorizar

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7)

 

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La-paciencia

Vacio

Lección 4: "La Paciencia"

Veamos lo que dice el Diccionario sobre la definición que nos da acerca de la Paciencia:

“Capacidad de soportar algo molesto o penoso sin alterarse… Capacidad de esperar con calma y tranquilidad cuando se desea algo.”

Miremos algunos pasajes de la Biblia que nos hablan acerca de la Paciencia:

Romanos 5:3-5:  “… nos gloriamos en las tribulaciones (en los sufrimientos o problemas), sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba …”

Hechos 12:1-3:  “ … Por tanto, nosotros también … corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante …”

Santiago 1:2-4: “… sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos …”

Hay bastantes más pasajes que nos hablan de la paciencia, pero creo que estos que hemos leído nos dejan bien claro una enseñanza magnífica en cuanto a la característica que se tiene que ver también en nosotros como hijos de Dios, y que es la Paciencia. La Biblia nos deja constancia de que la Paciencia es una cualidad, un atributo y una característica de Dios: 2ª Pedro. 2:9; Romanos 15:5

Más aún, Dios es un Dios longánime  (Romanos 2:4)

¿Qué es longanimidad?

Longanimidad es mucho más que paciencia, es “grandeza y constancia de ánimo en las adversidades”

Y eso es lo que Dios mismo manda que nosotros, como hijos suyos que somos, también trabajemos en nuestra vida y nos esforcemos para que con su ayuda, con disciplina y ánimo, se vaya haciendo realidad en nuestro comportamiento, (Colosenses 1:11).

Sobre la Paciencia

La Paciencia nos ayuda a sobrellevar las situaciones de la vida con fortaleza y confianza en que, como venimos diciendo vez tras vez, Dios tiene el control de nuestra vida y de cuanto nos sucede.

Es hacer frente a las circunstancias por muy adversas que puedan ser, con el valor y la fuerza que nos da saber que Dios está con nosotros y que no nos va a abandonar pase lo que pase.

Es soportar las ofensas, la crítica y la incomprensión de los demás; el daño que nos hagan, con la resignación (la aceptación) de sabernos protegidos por Dios.

Es no devolver mal por mal ni desearle a nuestro enemigo ningún mal.

Es esperar con calma a que Dios abra esa puerta que parece no quererse abrir ante nosotros; a que Dios responda a nuestras oraciones a su tiempo y a su manera.

Es soportar que los demás no sean ni como yo soy, ni como a mí me gustaría que fueran.

En definitiva, paciencia es aprender a esperar, a soportar, a sobrellevar y a callar cuando hay que callar.

Versículo a memorizar

“Sabiendo que la prueba de vuestra fe, produce paciencia.” (Santiago 1:3)

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La-benignidad

Vacio

Lección 5: "La Benignidad"

Tomemos de nuevo el Diccionario para ver qué nos dice esta vez acerca de esta “extraña” palabra:

Benignidad: Cualidad de benigno, es decir, tener o mostrar buena voluntad e indulgencia (disculpar o perdonar a los demás). De manera que, benignidad sería:

“Tener la capacidad de ser bondadoso, amable y perdonador hacia los demás, sabiéndoles comprender, siendo paciente con ellos…”

En la Biblia también encontramos textos que nos hablan acerca de la Benignidad:

  • 2ª Samuel 22:36 “…y tu benignidad me ha engrandecido.”
  • 1ª Corintios 13:4:  “El amor es sufrido,, es benigno …”
  • Colosenses 3:12: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios …de benignidad …”
  • Efesios 4:32:  “Antes, sed benignos unos con otros, …”

En estos pasajes y otros tantos que podemos hallar en la Escritura, vemos que Dios es Benigno, es decir, amable, paciente, compasivo, bondadoso, etc…es tierno y sosegado en su trato con nosotros, porque nos ama.

De manera que nosotros por ser sus hijos, debemos imitarle en nuestro trato con los demás, sean o no creyentes, nos caigan mejor o peor, nos traten a nosotros los demás bien o mal. si Dios es benigno con nosotros, nosotros debemos ser benignos con nuestro prójimo.

¿Qué implica o conlleva esto; de qué forma podemos mostrar o podemos ser benignos con los demás?

  • Siendo amables en nuestra manera de comportarnos con los que nos rodean.
  • Una forma muy sencilla de mostrar amabilidad, es cediendo tu asiento a personas con dificultad en el autobús.
  • Dejando que los demás entren primero que tú.
  • Sabiendo escuchar con atención cuando te hablan.
  • Hablando con educación y respeto a todos, especialmente a tus padres, a las personas mayores que tú, los ancianos y a personas de autoridad como los profesores, etc.…
  • Tratando con delicadeza a las mujeres y niñas y a los niños pequeños.
  • No ensuciando el medio ambiente.
  • No maltratando a la naturaleza ni a los animales, etc.

En fin, la lista sería interminable. Pero, de lo que se trata es de tratar con educación y respeto, con amabilidad y humildad a los demás, tal como tú quieres ser tratado. porque Dios hace esto con nosotros, pues si él tuviera que tratarnos como nos merecemos, no sé qué sería de nosotros.

Versículo a memorizar

“Antes, sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (Efesios 4:32)

 

 

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La-bondad

Vacio

Lección 6: "La Bondad"

El concepro que encontramos en el Diccionario es: Cualidad de bueno. Amabilidad con que se atiende a otra persona.

Bueno significa que es como debe o se desea, según su naturaleza o su función. Que piensa o actúa de acuerdo con la norma moral. Que es sano.

Que tiene inclinación a hacer el bien, etc.

Es curioso lo que dice anteriormente uno de los significados: “Que es como debe o se desea, según su naturaleza o su función”.

Es curioso, porque nosotros somos hijos de Dios y tenemos la naturaleza nueva al ser hechos sus hijos, por los cual, si tenemos esta nueva naturaleza en nosotros, lo normal, lo lógico y lo que se espera de nosotros es que nos portemos y actuemos de acuerdo a esta nueva naturaleza, ¿o no? si la naturaleza de Dios es buena y es la que ahora en él nosotros tenemos, por lógica, nuestras acciones y actos, nuestros comportamiento y actitud hacia los demás debe ser buena como lo es la de Dios.

Todo lo que estamos viendo hasta ahora gira en torno a un mandamiento que Jesucristo dio y que nos hemos quedado con él como el primer versículo para memorizar en estas lecciones. Es el pilar y el fundamento de cuanto estamos viendo en este estudio, porque es el principio que debe regir nuestras vidas como hijos de Dios, ¿os acordáis?

“Haced con los demás lo que queréis que los demás hagan con vosotros” (Mateo 7:12)

En otras palabras podemos decir que esto es amor, esto es gozo y paciencia, benignidad y bondad. Tratar a los demás como tú quieres ser tratado; pensar de los demás lo que tú quisieras que los otros piensen de ti; hacer con los demás lo que tú deseas que hagan contigo y ser con los demás como tú quieres y esperas que los demás sean contigo. Así de fácil y así de complicado. Pero esta debe ser la norma que rija nuestras vidas, pues así sabremos que cumplimos con la Ley de Dios.

Se espera de los hijos de un Rey, es decir de los príncipes, (nosotros somos hijos del Rey de reyes, por lo cual somos Príncipes) que se comporten como su padre, que se parezcan a él y que con sus vidas y comportamientos, no avergüencen ni entristezcan a su padre. Que nadie tenga que ofender ni rechazar al Rey por culpa de los hechos y acciones de los Príncipes, sus hijos.

Pensad en la Casa Real Española, ¿Cómo se comporta el rey Felipe VI? ¿Cómo se comportan sus hijas? Cualquier cosita mala o fea que se oiga que los hijos de un rey hacen, afecta a la imagen de su padre como rey; la gente habla mal y no le gusta escuchar nada feo de ninguno de ellos, ¿verdad?

Esto porque se espera y hasta se les exige que den ejemplo con sus vidas, pues para eso son de linaje real… Pero es que nosotros, resulta, que somos de linaje real y del linaje más real y cierto que existe y existirá jamás. (1ª Pedro 2:9)

¿Cómo vamos, entonces, a ser y a vivir nosotros en medio de este mundo?

¿Nos vamos a “mezclar”, a “perder” entre la multitud como si fuéramos igual que el resto de la humanidad?

¿Vamos a vivir como si fuéramos gente “vulgar” y nos confundirán, porque nuestras vidas son como las de los demás?

¿No vamos a marcar la diferencia? ¿Nadie va a notar que somos de otra naturaleza, que hay algo nuevo y distinto en nosotros, que somos hijos del Rey de reyes y del Señor de señores?

Si Dios es bueno, y lo es, porque lo ha sido y lo es continuamente con nosotros, nosotros debemos imitarle y empeñarnos en ser como Él, buenos. Que en nuestro carácter y en nuestras obras y acciones, en nuestra forma de hacer las cosas y de actuar hacia los demás, mostremos ternura, comprensión, respeto y amabilidad siempre, a pesar de todo.

Acordémonos de la parábola que vimos al principio también de este estudio y que deberíamos grabar bien fuerte en nuestros corazones: Mateo 7:16-20

Pasajes que nos instan a ser buenos:

  • Romanos 12:9: “… aborreced lo malo, seguid lo bueno.”
  • 1ª Tesalonisenses 5:15: “ … antes, seguid siempre lo bueno unos para con otros …”
  • Santiago 4:17: “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”

Que no nos suceda como a la vid de la parábola de Isaías 5:1-4

Versículo a memorizar

“Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de dios.” (3ª Juan 11)

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La-fe

Vacio

Lección 7: "La Fe"

Echando mano otra vez del Diccionario, veamos qué nos dice de la Fe:

Creencia en algo de lo que no se tiene pruebas. confianza que alguien tiene en una persona o cosa”

Pero, ¿qué nos enseña la Palabra de Dios que es la Fe? Leamos algunos pasajes que nos hablan de ella:

  • Habacuc 2:4: “… mas el justo por su fe vivirá.”
  • Mateo 17:20 “si tuviereis fe como un grano de mostaza…”
  • Romanos 5:1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios…”
  • Efesios 2:8: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe…
  • Efesios 6:16: “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.”
  • 1ª Pedro 1:7: “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro…sea hallada en alabanza…”

Y así podríamos seguir apuntando versículos y pasajes enteros de la Biblia que nos hablan de la Fe. Pero la Fe, esta Fe de la que hemos leído diríamos que puede interpretarse o entenderse en diferentes maneras o características, es decir, que la Fe es considerada en la Biblia como:

Creer

Es aceptar, antes que nada, que somos pecadores y que por nosotros mismos no podemos salvarnos; que Dios dice la verdad cuando nos asegura que estamos perdidos y que sólo en su Hijo Jesús tenemos salvación y vida eterna, y lo aceptamos como nuestro Salvador y Señor.

Creer en este sentido, es depositar nuestra vida en sus manos, descansando en sus Promesas, con la seguridad de que Él ya nos ha perdonado, limpiado, salvado y somos sus hijos por la fe que hemos puesto en su Hijo. (Jn. 3: 16; 6: 47; Hch. 16: 30-31; Ef. 2: 8)

Confianza

Seguridad en que Dios controla y guía tu vida y cuanto te acontece. Que nada se escapa a sus manos ni a su voluntad. Seguridad de que, por ello, todo tiene un sentido, un propósito y una razón.

La confianza en Dios nos da el descanso de saber que nada es por casualidad en nuestra vida. Confianza en que Dios nos ama y quiere siempre lo mejor y hará lo mejor para nosotros. (Sal. 37: 5, Lc. 6: 36: 22: 31-32; Ef. 6: 16; He. 12: 1, 6,11)

Fidelidad

Aquí el aspecto de la fe nos habla de ser fieles, de permanecer confiando, esperando y dependiendo, de Dios en medio de cualquier circunstancia que estemos viviendo.

Es tener esa seguridad de la hablábamos anteriormente, al sentirnos amados y guiados por la buena voluntad de nuestro Padre Dios, porque su voluntad para nuestras vidas es siempre buena.

Así que, consciente de que su amor por nosotros, nosotros nos comprometemos a esperar en Él, no le abandonamos ni le rechazamos cuando las cosas no son como queremos o Él no nos responde de acuerdo a nuestros intereses y deseos.

Permanecemos siempre bajo su voluntad y dependemos de Él en lo bueno y en lo malo. (Ap. 2: 10; Dn. 6: 4; He. 10: 35-38; 12: 2-3)

Obediencia

Por último, la fe es también obediencia. Y obediencia es someterse, es hacer caso, nos guste o no; queramos o no, entendamos o no entendamos porqué y para qué Dios hace lo que hace, cómo lo hace y cuándo lo hace.

Si un día le entregamos nuestra vida a Él para que fuera nuestro Señor, no tan sólo nuestro Salvador, Él es quien manda sobre nosotros y ya no somos nuestros dueños; así que nos sujetamos a su voluntad, nos agrade más o nos agrade menos.

Obedezco a Dios, porque le amo y confío en Él. (1ª P. 1: 14, 22; Fil. 2: 8; He. 11: 7-8)

En realidad, todo el capítulo 11 de Hebreos nos habla de estos 4 aspectos de la Fe, Creer, Confiar, Ser fiel y Obedecer.

Versículo a memorizar

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1)

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La-mansedumbre

Vacio

Lección 8: "La Mansedumbre"

Dice el Diccionario en cuanto a esta palabra:

“Cualidad de manso. es decir, persona nada agresiva ni fiera; sino apacible, tranquila.”

A ver qué nos dice la Palabra de Dios con referencia a la Mansedumbre:

Efesios. 4:2: “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.”

1ª Pedro 3:15: “…y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que s demande…”

Mateo 5:5: “bienaventurados (felices) los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.”

Mateo 11:29: “llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.”

Estos son sólo algunos pasajes en cuanto a la mansedumbre, y al calificativo de manso. Se nos dice en la Biblia que no ha existido persona más mansa que Moisés:

“Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.” (Números 12:3)

Y sí que Moisés fue manso y tenía que tener un carácter tranquilo, dócil y pacífico; porque de otra manera no habría soportado todo lo que tuvo que soportar con el pueblo de Israel durante los 40 años que estuvieron atravesando el desierto. Incluso, una vez Dios le dijo que sólo tenía que pedir que destruyera a su pueblo, y que le daría otro pueblo mejor, y él rogó e intercedió por los suyos para que Dios no los destruyera, (Números 14: 11-13,17-20)

Pero, sí ha existido alguien verdaderamente manso en toda la historia de la Humanidad, más manso que el propio Moisés, ¿quién pensáis que es esa persona? Sí, sin lugar a dudas, Jesucristo ha sido y es por excelencia el ser humano (Dios hecho hombre) más paciente, manso y apacible que ha existido y existirá jamás. Ya hemos leído en Mateo 11; también se nos dice en Mateo 21:5:

“He aquí, tu rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna…”

Si Jesús no hubiera sido manso, no habría soportado todo el escarnio y el maltrato que sufrió por salvarnos. Al menos intento de hacerle daño, habría reaccionado devolviendo el mal que le estaba haciendo. Si no hubiera sido manso, no habría tolerado las ofensas e insultos que le dirigieron no sólo cuando le detuvieron para matarle, sino todo el tiempo que estuvo yendo por las ciudades de Israel predicando el Evangelio.

No habría soportado las burlas de sus enemigos, ni la incredulidad de sus adversarios; y, por supuesto, en la cruz podría haber hecho ostentación de todo su poder y gloria para no dejarse matar…Pero, entonces, ni vosotros ni yo estaríamos hoy aquí…

La Mansedumbre es esa capacidad para soportar sin perder el control ni los nervios; esa capacidad para no devolver mal por mal, ni dolor por dolor. Es esa capacidad para tolerar y aguantar “el tipo”; para saber hablar y responder con respeto y educación, aunque a nosotros se nos esté, incluso, insultando en ese instante; esa capacidad para no levantar la voz ni gritar a los demás, aunque nos estén gritando a nosotros…

La Mansedumbre es parte de ese “Sello” que tiene que identificarnos como hijos de Aquél que es Manso y paciente con nosotros. Y si Él es manso con nosotros, ¿no debemos nosotros ser mansos con los demás?

Aansedumbre es orar, rogar e interceder por aquellos que nos hacen tanto daño; aquellos que nos caen tan mal, y sólo nos causan pena y dolor. mansedumbre es devolver bien por mal, y abrazo por odio; una sonrisa por un mal gesto, y perdón por rencor.

Ser grosero y agresivo, fiero y cruel, conlleva tristeza y dolor; pero, como veremos en el versículo de memoria, ser manso trae tranquilidad y paz, sosiego, calma y descanso a nuestras almas, tal como jesús nos prometió.

Versículo a memorizar

“Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.” (Mateo11:29)

 

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La-templanza

Vacio

Lección 9: "La Templanza"

¿Qué es la templanza? Veamos una vez más, la definición en el Diccionario:

Moderación en las acciones o en las palabras”. Es decir, cuidado y control de nuestros impulsos y deseos, de nuestros sentimientos, apetitos y emociones; y también en nuestra forma de hablar y expresar lo que sentimos. Debemos aprender a suavizar nuestra manera de decir las cosas, etc.…

La Biblia nos enseña a ser personas con temple o templados, es decir, personas que sepan controlar, suavizar y sujetar sus pasiones, incluso, sus necesidades. Esto no podemos conseguirlo por nosotros mismos; pero sí con la ayuda del Espíritu Santo que mora en nosotros.

Por eso, una característica del fruto del Espíritu es la templanza. Es el mismo Espíritu quien va produciendo en nuestra vida estas características, rasgos y cualidades.

Por más que intentáramos manifestar todas las cualidades que hemos estado viendo en estas lecciones, jamás podríamos lograr ni una sola de ellas. Es muy difícil, por no decir imposible, que estas características las provoquemos de forma personal.

Por eso, estamos estudiando en este campamento estas lecciones acerca del Fruto del Espíritu, porque estas cosas son producidas por su obra en nuestra mente y en nuestro corazón.

Todas estas cualidades pertenecen a Dios, y Dios quiere, es más, nos manda y ordena que sean también una realidad en nosotros como hijos suyos que somos; porque ¿recordáis? Los hijos se parecen a los padres, y deben imitar todo lo bueno que ellos tengan.

La verdad es que la Mansedumbre y la Templanza se parecen un tanto ¿verdad? No podemos ser mansos si antes no somos templados. Controlar nuestras emociones y deseos, nuestros “arrebatos”, nuestros sentimientos y pensamientos, nos ayudan y nos llevan a ser mansos, sosegados y tranquilos a la hora de actuar y hacer algo.

Versículo a memorizar

“El fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.” (Gálatas 5: 22-23)

 

 

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Cuestionario sobre la templanza

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