Los libros poéticos de la Biblia se encuentran en el Antigüo Testamento y lo componen Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantares. Sus autores incluyen a Moisés, el rey David y su hijo Salomón.

Job

Autor: No conocido. Se cree que pudo escribirlo Eliú (32:6).
Época: No se sabe con certeza cuándo se escribió, pero sí que es el libro más antiguo de la Biblia. Algunos lo sitúan en la época del exilio.

Tema: El libro de Job trata de uno de los grandes paradigmas del género humano: el sufrimiento. La pregunta que resuena por todo el libro es: ¿por qué sufren los justos? Job, un hombre descrito como perfecto, es despojado de sus riquezas, de su familia y de su salud. El soporta esas aflicciones con entereza. No comprende la causa de sus calamidades, pero se consuela con el pensamiento de que Dios permite el mal a los hombres así como el bien, y que siendo un Dios Soberano tiene derecho a hacer lo que considere adecuado para sus criaturas.

De manera que los hombres debemos aceptar tanto el bien como el mal sin quejas ni protestas. Los amigos de Job argumentaban que como el sufrimiento era resultado del pecado, y siendo Job el más afligido de los hombres, debería de ser también el más impío de ellos. Job se indigna y niega la acusación de haber pecado contra Dios y lleva su indignación hasta el extremo de justificarse.

En la discusión entre Job y sus amigos, Eliú habla condenando al primero por su justificación propia y a los otros por la áspera condena de Job. Luego pasa a explicar que Dios tiene un propósito al permitir el sufrimiento en los hombres; Dios permite esto a fin de acercar a los hombres más a Él. El Señor usó las aflicciones de Job para probar su carácter y para poder mostrarle un pecado del que Job aún no se había dado cuenta: la justificación propia.

Salmos

Autor: Muchos de los salmos son anónimos y aún existen dudas en cuanto a los autores de algunos. Los siguientes son los autores generalmente reconocidos: David, Asaf, Salomón, Moisés, Etán, Hemán, Esdras, Ezequías, los hijos de Coré, Jedutún. Entre todos ellos el autor que aparece como más prolífero es David.

Tema: Los salmos, o salmodias, son una colección de poesía hebrea inspirada. Son 150 salmos en total. Ponen un énfasis especial en la oración y la alabanza, así como diversas experiencias espirituales de los judíos. Es la porción más personal del Antiguo Testamento, mostrándonos una revelación del corazón de todo judío santo pasando por diferentes facetas de sus experiencias con Dios y el hombre.

En los salmos vemos al hombre alabando a Dios y derramando su corazón en oración y alabanza, hablando acerca de Él, describiéndole y exaltándole por sus gloriosos atributos. Y cuando el santo del Antiguo Testamento habla de esta manera a su Dios, cualquiera que sea su experiencia, ya sea de prosperidad o de adversidad, bendición o castigo, del éxtasis más elevado o del desaliento más profundo hay algo que destaca por encima de toda la adoración: la alabanza.

Él puede alabar a Dios en todas las circunstancias, porque su fidelidad en el pasado es una garantía de que será igual en el futuro. Además es esta relación de pasado y futuro la que da pie al elemento profético de los salmos, pues cuando el profeta o el escriba veía el fracaso del reino y del rey terrenal de Israel, expresaba palabras inspiradas acerca del reino celestial y de su glorioso Rey venidero, el Mesías. Podríamos resumir así el libro de los Salmos: Dios ha de ser alabado en toda circunstancia de la vida. Vamos a clasificar los salmos en seis categorías:

  1. Salmos de instrucción: 1, 19, 90, 119, 83 139, etc.
  2. Salmos de alabanza y adoración: 23, 103, 8, 24, 136, 148, etc.
  3. Salmos de acción de gracias: 18, 34,81, 85 etc.
  4. Salmos devocionales: 6, 32, 38, 51, 102, 130, 143, etc.
  5. Salmos mesiánicos: 2, 16, 22, 40, 45, 72, 110, 118, etc.
  6. Salmos históricos: 78, 105, 106, etc.

Proverbios

Autor: Salomón escribió la mayoría de los proverbios (1 Reyes 4:32, Eclesiastés 12:9). Por referencias en algunos lugares de “las palabras de los sabios”, se cree que además de sus propios proverbios, Salomón coleccionó algunos de los que estaban de “moda” en su tiempo y los incorporó con los suyos propios. Los proverbios de los últimos dos capítulos fueron escritos por Agur y Lemuel, de quienes la Biblia no habla nada.
Época: El libro abarca un período aproximado de diez años.

Tema: El libro de Proverbios es una colección de declaraciones cortas y eficaces exponiendo lecciones morales prácticas y sabias para el vivir diario del hombre. El propósito Principal del libro es mostrado desde el principio: “impartir sabiduría a los jóvenes” (1:1-7). Es el libro práctico del Antiguo Testamento, aplicando principios de justicia, pureza y piedad a la vida diaria. La sabiduría que enseña va más allá de ser sabiduría humana. Es sabiduría divina aplicada al hombre que vive en el temor de Dios (1:7).

Podríamos resumir el tema del libro diciendo que trata de la sabiduría práctica surgida de un carácter espiritual formado por la comunión y relación constante y perseverante con el Señor. El principio de la sabiduría es el temor de Dios.

Eclesiastés

Título: La palabra Eclesiastés significa el “predicador”. Podría llamarse así porque Salomón, después de su triste experiencia de apostasía, enseño públicamente sus experiencias y las lecciones aprendidas de ellas.
Autor: Salomón (1:1, 16;12:9)

Tema: En Proverbios aprendemos de esa sabiduría que tiene su origen en Dios. En Eclesiastés leemos acerca de esa sabiduría natural que, apartada de Dios procura encontrar la verdad y la felicidad. Ambos libros fueron escritos por Salomón. El primero durante la primera parte de su reinado, cuando anduvo con Dios. El segundo durante la última parte de su reinado, cuando el pecado lo había separado de su Hacedor.

En los Proverbios se oye de sus labios palabras de gozo y contentamiento cuando medita en las bendiciones de la sabiduría divina. En Eclesiastés leemos palabras de tristeza, desaliento y perplejidad cuando medita al ver el fracaso de la sabiduría natural para resolver los problemas humanos y la falta de felicidad.

Después de su alejamiento de Dios, Salomón (1 Reyes 11:1-8) aún tenía riquezas y sabiduría. Teniendo éstas comienza su investigación de la verdad y la felicidad fuera de Dios. El resultado de esa investigación se expresa en la repetitiva frase: “todo es vanidad” (vanidad significa vacuidad, sin ningún valor, vano).

Salomón aprendió la siguiente verdad que resume el tema de Eclesiastés: sin la bendición de Dios, la sabiduría, la posición social, y las riquezas ni llenan ni satisfacen al hombre, por el contrario, traen fatiga, decepción y sufrimiento.

Cantar de los cantares

Título: El nombre de este libro para los judíos es Cantar de los cantares, llamado así por el hecho, evidentemente, de que de todos los cánticos de Salomón, este es el principal (1 Reyes 4:32).
Autor: Salomón (1:1).

Tema: De todos los libros del Antiguo Testamento, el Cantar de los cantares es probablemente el más delicado de interpretar y analizar. Este libro narra una historia de amor en el sentido puro y natural dentro del matrimonio y señala la sencillez y santidad de éste. A su vez esta historia tiene una aplicación simbólica entre Dios y su pueblo, Israel. El amor del Señor para su pueblo prefigurado por el amor de la esposa y el esposo.

Es importante al leer este libro, recordar que es poesía oriental y que estos son dados a un tipo de expresión, aun en las más íntimas de las cuestiones que para los occidentales es un lenguaje llano, extraño y a veces desagradable. No hay nada aquí que pudiera ofender a un oriental.

Ante todo debemos tener claro que es un canto de amor terrenal entre un hombre y una mujer; pero puro y hermoso, expresado en un lenguaje del amor humano. Por último, y en el sentido espiritual, vemos la expresión simbólica de los que han sido ganados por Dios para Cristo, y los tales han llegado a amarlo y conocerlo, convirtiéndose este libro en una simbología poética de amor entre Cristo y su esposa (la iglesia).

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